¿Monjes japoneses que se momifican? Conoce a los Sokushinbutsu, unas insólitas momias budistas de Japón.
¿Alguna vez has oído hablar sobre los Sokushinbutsu?
Sabemos que la fe puede mover montañas, pero ¿sería capaz de hacer que una persona se momificarse… en vida?
Algunos monjes budistas de Japón tienen lo que para muchos es una extraña creencia: cumplir con el ascetismo hasta el punto de morir.
Y es que aunque no lo creas, este insólito pensamiento los hace entrar en un estado de momificación mientras aún están con vida.
Quiénes deciden cumplir con el bizarro propósito son llamados “Los Sokushinbutsu” y en el artículo de hoy conoceremos más sobre ellos.
Así que continúa leyendo, y descubre con nosotros a los Sokushinbutsu, las momias budistas de Japón.
Los monjes momificados en la historia
Se cree que los primeros Sokushinbutsu datan del siglo XV, y eran monjes que seguían la corriente filosófica del budismo Shugendō; siendo fieles creyentes de la conexión entre el hombre y la naturaleza, en pro de adquirir nuevos conocimientos y alcanzar la iluminación espiritual.
Estos monjes querían seguir el ejemplo de Kobo Daishi, el patriarca budista que de acuerdo a la leyenda, entró con vida a su tumba; y luego de que pasaron muchos años de su sepultura, abrieron la tumba y lo encontraron en un estado de meditación eterna.
Sin embargo, aunque muchos lo intentaron, sólo 16 monjes lograron transformarse en Sokushinbutsu a lo largo de la historia.
Aunque vale la pena recalcar, que para 1900 se convirtió en una práctica prohibida por el estado japonés; pero esto no significó que ciertos monjes hicieran caso omiso, e igual lo intentaran.
El ritual de los Sokushinbutsu
Para lograr convertirse en momias, los monjes seguían un perturbador ritual que te contaremos a continuación.
En primer lugar, cambiaban su alimentación y se sometían a un rigurosa y limitada dieta por 1.000 días (unos 3 años) la cuál consistía en consumir elementos de los árboles: semillas, raíces, frutos secos, hojas y cortezas.
Al hacer esta dieta, bajaban de peso radicalmente y disminuían los porcentajes de grasa corporal de una forma alarmante, dejándolos casi en los huesos.
Después, ingerían una infusión a base de Urushi, un arbusto tóxico llamado Urushi, o lo cambiaban por agua salinizada con arsénico.
Al beberlo, caían en un estado de vómito; provocando una deshidratación e impidiendo la entrada de gusanos y bacterias al cuerpo por ser un futuro cadáver tóxico.
Los monjes avisaban a los otros cuando sentían que podían estar cerca de la muerte, y éstos eran enterrados en una caja con respiraderos junto a una campanilla.
Todos los días después del entierro, los monjes tocaban la campana, lo que indicaba que seguían con vida.
Sí la campana dejaba de sonar, abrían la caja para comprobar que los monjes estuvieran muertos, y la volvían enterrar por 1.000 días más.
Pasado ese tiempo, sí los cuerpos estaban putrefactos, le daban a los monjes una sepultura con todos los honores; pero sí el cuerpo estaba momificado, lo ponían en un altar en el templo donde era venerado.
¿Aún existen los monjes momificados en Japón?
En la actualidad no se han registrado casos de Sokushinbutsu; sin embargo en la prefectura de Yamagata, hay muchos templos que tienen exhibidos a monjes momificados.

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