- Su nombre es Shoji Morimoto, y está revolucionando Japón con su insólito negocio de no hacer nada
- Desde el 2018 se dedica a alquilarse para no hacer nada, y tiene una amplia cartera de clientes
Shoji Morimoto, el hombre que literalmente no hace nada.
Cuando nos hablan de Japón, se nos viene a la mente los ideales típicos de constancia, disciplina y dedicación implícitos en los valores culturales. Esto sumado obviamente, al elemento de innovación, curiosidad y emprendimiento que caracteriza a muchas mentes creadoras, y que también ha trascendido al mercado en Japón.
Sin embargo hoy te diremos la insólita historia de un hombre japonés cuyo negocio no implica constancia, disciplina o dedicación; pero si tiene mucha innovación. Esta es la historia de Shoji Morimoto, un hombre que se alquila para no hacer nada.
Shoji Morimoto es una persona común de 37 años, está felizmente casado e incluso tiene hijos, pero llegó un momento de su vida dónde no era feliz. Shoji tenía una vida normal, con un trabajo estable y un salario que le permitía mantener a su familia; pero esta situación no le proporcionaba plenitud.
Cuestionándose sobre qué podría hacer, decidió dejar su empleo y cuestionarse su formación (Shoji es Físico, y tiene un postgrado en terremotos) ideándose lo que hoy en día es una lucrativo trabajo para él.
A Shoji le recriminaban mucho por no hacer nada en reuniones sociales, lo que en un comienzo le hacía sentir mal; no obstante después de pensar sobre en qué era bueno, llegó a una apropiada conclusión:
“Si te preguntas en qué eres bueno y no se te ocurre nada, tal vez la respuesta sea esa: Nada”
Fue así como este personaje acepto que eso que lo caracterizaba tanto cuando estaba en espacio de interacción social, era su misión en la vida.
En Junio del 2018, Shoji inauguro su negocio: Que otras personas lo alquilaran para no hacer nada. En un principio a sus amigos y familiares les pareció una idea descabellada, pero en la actualidad el japonés de 37 años tiene una sólida cartera de cliente y miles de solicitudes en espera.
Los servicios que ofrece son simples: Caminar, pararse en un lugar determinado, decir frases cortas, mirar a alguien, acompañar a personas a sitios, comer e incluso beber.
La tarifa es de 10.000 yenes, es decir unos 100$; y el cliente también debe proporcionar de ser necesario los gastos de traslado, alojamiento y comida.
No era de esperar que la historia de Shoji resonara por todo Japón, lo que lo ha llevado a tener un importante número de seguidores en sus redes sociales, un programa de televisión sobre su negocio e incluso está trabajando en su primer libro en relación a las vivencias que ha experimentado con sus clientes.
Sin ninguna duda es un trabajo muy singular, pero que le ha funcionado a Shoji y que además le hace feliz

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